11.11.07

La mujer dadá

Octavio Paz hace un exhaustivo análisis en su libro “Apariencia desnuda, la obra de Marcel Duchamp” de “El gran vidrio”, obra también conocida con el título de “La novia cortejada por los solteros, aún...”.

Comienza su disertación rechazando la idea generalizada de un Duchamp influenciado por el movimiento futurista. “Desnudo bajando la escalera”, pintura precedente al gran vidrio y sus incursiones dadá, parece futurista pero en el fondo, es una crítica a este. A pesar que la figura se desliza dejando la estela de su paso a través del cuadro, su idea no es de dinamismo o velocidad sino de estatismo. Tampoco la alegoría de una figura metalizada constituye una exaltación a las bondades de la máquina o el progreso. El “Desnudo bajando la escalera” lleva desde esas fechas el elemento dadá por excelencia, la ironía.

Es dudoso si el desnudo de Duchamp retrata a un hombre o a una mujer, inclusive es una interrogante saber si es humano. Igualmente, la novia del gran vidrio, no es una dama de velo y corona, es una máquina gigante. Sus pretendientes, son 9 trajes colgados al inicio de lo que parece ser el inicio de un engranaje que desencadena un proceso serial.

La mujer como máquina

Muchas son las teorías y análisis que se desarrollan en torno al Gran Vidrio y su simbolismo. Según Paz, uno de sus estudiosos, la obra es una disertación sobre las relaciones entre géneros y sus respectivos roles. La ironía proviene de representar a los seres humanos como máquinas y establecer un símil entre la sexualidad y la mecanización. A pesar de contar con una serie de características que nos diferencian de los aparatos, el comportamiento parece ser regido por la impronta de las convenciones sociales y es imposible deshacerse de ellas, convirtiéndonos en máquinas imperfectas. En esta dinámica del Gran Vidrio, se establece a la mujer como ser autosuficiente (activo) y al hombre como elemento dependiente (pasivo). Aunque a simple vista pudiera esta interpretación relacionarse con un sexo femenino en una posición ventajosa, Paz advierte que “la novia” se encuentra aislada e intocable. Es un objeto de deseo inalcanzable que desencadena el anhelo de sus pretendientes. Estos interactúan sin llegar a tocarse siquiera, constituyendo una metáfora de la represión sexual predominante a principios de siglo y donde el arte se vio influenciado por el boom del psicoanálisis que versaba en gran parte sobre los prejuicios en torno al erotismo.

Paz concluye que El Gran Vidrio lleva implícito vasto pesimismo, pero curiosamente y de forma muy neutral y lúcida, no lo descarga culpando a la figura femenina sino a lo complejas que pueden llegar las relaciones humanas en general. El epílogo del título de su cuadro reza “definitivamente inacabado en 1923”, para reafirmar el carácter irónico y porque en el dadá, el titular una obra era tan importante como realizarla. Sin embargo, la frase ilustra con eficiencia la vigencia que sus posibles disertaciones aún tienen hoy día.

Photoshop esculpido

Como anticipándose a las imágenes de algún diseñador gráfico modificando cuerpos humanos con algún programa de fotografía digital, Hans Bellmer en los años 30’s elabora figuras femeninas imposibles de carácter grotesco, con varias piernas emergidas de un solo torso, ausencia de cabeza o múltiples brazos. La multiplicación de extremidades no tiene la connotación de plenitud que existe en culturas indias con deidades de muchísimos brazos. Su sentido es más bien crítico y provocador, rompiendo con los estereotipos de belleza en desnudos de gran carga erótica que a la larga pudieran resultar repulsivos. La ironía de Bellmer consiste en que a pesar de la gran cantidad de brazos y piernas, hay una apariencia de mutilación.

El dadá se ocupó de inutilizar los objetos (en el caso de Bellmer, al cuerpo humano) en función de la burla a lo convencional y la revisión de los emblemas en torno a los cuales la sociedad construye una visión cómoda, satisfactoria y segura.

La inclusión de la figura femenina como tema parece provenir de su condición periférica que la excluye de la oficialidad. Feminizar lo irrefutablemente masculino, constituye el parámetro de una ácida crítica hacia lo incuestionable.

6.11.07

Expresionismo

El mundo es horrible y nadie me quiere. El término expresionismo surge a principios de siglo con el desarrollo del movimiento "El Puente" en Alemania. Sin embargo, este actualmente aplica a cualquier obra cuya sensibilidad esté emparentada con las motivaciones y estética de dicho grupo y otros posteriores, independientemente de su época, técnica o contexto. Es lo que pintan los atormentados y los pesimistas.

Herbert Read contrasta el movimiento expresionista de los años 1905-13 con su contemporáneo, el fauvismo de Matisse. Este último es colorido, sensual, relajado y alegre. Figuras desnudas y desinhibidas, se contornean en un paisaje de cálida luz mediterránea. En el norte de Europa, de donde surge el expresionismo, el clima dista mucho del amigable y soleado ambiente de una costa española o francesa. Frío terrible en inviernos agrestes en países como Alemania, Noruega o Rusia, resultaron según Wilhelm Worringer en una visión negativa de la naturaleza, a la cual, lejos de admirar o aprovechar sus bondades, había que temer. El concepto de naturaleza que Worringer aplica, no solo se limita a la idea de hostilidad y amenaza que estos entornos provocaron en los habitantes de esa determinada geografía. También tiene referencia al relativamente desconocido mundo orgánico y microscópico. De ahí que la enfermedad (la mental y la física), el origen de la vida, la complejidad del comportamiento regido por el instinto o lo hormonal y la incertidumbre de la muerte fueran los temas predilectos de las sombrías personalidades expresionistas. Read, redondea su idea con algunos ejemplos de artistas emblemáticos atormentados por múltiples calamidades. Munch, precursor del movimiento, llevó a cuestas la enfermedad y muerte de su hermana y madre. Viajó a París y a Alemania teniendo relativo éxito, pero jamás trascendió su calidad de foráneo. Van Gogh, otro de sus predecesores, llevó una vida marcada por el desequilibrio mental y la soledad. Otros como Nolde, Kandinsky o Rohlfs, lucharon por varios años contra el aislamiento de las provincias en que crecieron.

La archifamosa obra “El grito” (1893) de Edvard Munch, es el ejemplo más característico y didáctico de todo lo anteriormente expuesto. Una figura andrógina, rodeada de un paisaje cotidiano de la época, se detiene espantada acatando únicamente a lanzar un grito desesperado.


Consignas sociales del expresionismo

Como es común a otros movimientos artísticos del siglo XX, el "El Puente" es un grupo de reacción y confrontación. El principal blanco de críticas constituía por supuesto la clase alta y la burguesía . Más tarde, con la figura de Kathe Kollwitz y el expresionismo abstracto de mediados de siglo, se sumará la guerra como elemento negativo y tormentoso.

Se dice que el estilo expresionista, en grupos como el del Puente por ejemplo, proviene de la ausencia de estudios formales en pintura por parte de sus artistas. Estos, como estudiantes de arquitectura, comenzaron a desarrollar su obra sin sesgos académicos de ningún tipo, acercándo su figuración a la ingenuidad o lo infantil. Aunque de manera inconsciente y casi fortuita, esta estética carente de reglas también constituyó una reacción contra el gusto generalizado de la época, el cual se ubicaba más cercano a lo clásico y a lo objetivamente realista.

El grabado, fue otra de las herramientas que jugaron un papel importante en función de la lucha contra la aristocracia. Múltiples copias se traducían en una más efectiva distribución. Popularizar el arte constituía una forma de protesta.

Es por lo tanto, atinado mencionar a Kathe Kollwitz, escultora y grabadora alemana que desarrolló su obra desde finales del siglo XIX hasta los 30’s. En su caso, la elección del grabado obedecía a su predilección por el dibujo sobre la pintura. En su contexto, el dibujo era considerado la técnica por excelencia de los intelectuales y como consecuencia, elaboró una serie de litografías, grabados en metal y xilografías con temas que versaban sobre la desigualdad social, la guerra, la muerte y el activismo. Formada en la academia, usa el lenguaje propio de la burguesía para atacarla. Ella perdió a su hijo en la guerra, así que es frecuente la representación de madres llorosas con sus pequeños moribundos o a la muerte tratando de arrebatárselos (La muerte agarrando a una mujer, litografía, 1934).

Me asusta pero me gusta

Otro de los grandes dilemas presentes en el expresionismo es el drama que la sexualidad representó. Si aún hoy día el tema sigue siendo escabroso y marcado por los tabúes, se debe imaginar en el contexto represivo de principios de siglo. No en vano, en muchas figuras famosas del arte, la representación del erotismo, la idea del amor, las relaciones sexuales o la prostitución estuvieron presentes en Picasso, Klimt, Schiele o Matisse, siempre con un enfoque ambiguo entre el deseo y el repudio. No se puede hablar de misoginia de una forma tajante, pero sí hay una constante que deriva en la representación de la mujer con una connotación negativa. En Munch existe una triada de temas indisociables, los cuales son mujer, sexualidad y muerte. Irónicamente y a pesar del lamentable ligamen de la mujer con la muerte, esta persiste como objeto del deseo. Un Picasso por ejemplo, atavía a sus Señoritas de Avignon con amenazantes y toscas máscaras para representar el oscuro mundo nocturno de las prostitutas. Más allá de los valores formales de esta obra cubista, el cuadro es también una representación de la visión de mundo existente en torno a la mujer y su rol social. Sin embargo, se sabe que Picasso gustaba de la vida bohemia donde la atracción por el sexo opuesto formaba parte de ella. Más aún, muchos de sus biógrafos insisten en ligar las etapas o cambios estéticos de su producción artística según su compañera de turno.

Dentro del expresionismo este fenómeno es una constante. Munch en muchas ocasiones retrata a sus personajes femeninos con una especie de máscara y los ojos vacíos (Artista y su modelo, óleo, 1919-21). En otras, las rodea de una atmósfera hostil. Su famosa “Madonna” de 1902 retrata a una mujer con el pecho desnudo en actitud sensual enmarcada por un feto y espermatozoides de líneas retorcidas. Su mensaje parece dar a entender que en el atractivo sexual va implícita la posibilidad del sufrimiento o la enfermedad. Nolde o Kirchner, relacionan a la mujer con lo primitivo, resaltando un carácter desbocado y frenético. Sin embargo, en estos como en muchos otros artistas de las primeras vanguardias del siglo XX, la mujer es tema recurrente. Se odia, se teme, se necesita.