24.4.07

Feminismo panderetiano, vegetariano ecologista

En el cine Variedades, una actividad religiosa se llevaba a cabo un sábado en la mañana. De la puerta principal, sale una mujer y me grita: -¡Oiga muchacha! ¡Entre para que pueda cambiar su vida!-

La ignoro y sigo mi camino. Un par de cuadras después y con algo de efecto retardado, pienso coléricamente para mis adentros -¿Y quién dice que yo quiero cambiar mi vida?… ¡Maldita vieja!!!-

Publicitar a gritos las reuniones de una comunidad religiosa, quizá sea parte de lo que muchas personas consideran una filosofía de vida óptima. Démosle el beneficio de la duda a esta mujer, y digamos que ella no pertenece al complicado sistema piramidal de salvación de almas, sino que la mueve una absoluta convicción y buena fe, junto con un imperante deseo de comunicar su felicidad a los demás. Bien lo dice el dicho, que de buenas intenciones, están llenos los infiernos. Por más genuino espíritu de caridad, esta persona no repara en su discurso pésimamente maquinado. Este es llamativo y radical, cual televentas donde los problemas se resuelven de la noche a la mañana, pero si se analiza bien, es insultante y contraproducente. “Cambie su vida” significa más o menos “su vida es mala”. Como es lógico, el sentido común dicta huir de los agravios. ¿Se puede confiar en un desconocido, que osadamente cuestiona las bases de nuestra actual existencia comparándolas a un compilado de miserias y malas decisiones?

Esa forma tan particular y nociva de comunicar un mensaje no es exclusividad de los fanáticos religiosos. En ella están contenidos el vegetariano que nos profetiza quinientas enfermedades diferentes y un espíritu maligno si nos ve masticando una chuleta o el activista ambiental que sermonea a un dependiente por echarle sus compras en una bolsa plástica. Todos ellos de una forma u otra nos dicen “cambie su vida”, y de rebote, “sea como yo”. Indistintamente de si su mensaje es errado o veraz: ¡Cuánta prepotencia!

De los movimientos y gremios desgraciadamente siempre vemos lo peor o lo que es lo mismo, lo que menos los representa. El activista serio, trabaja por su causa de manera firme pero respetuosa. Jamás saldrá a la calle armado de palabras hirientes acometiendo contra todos los pobres que tengan la desdicha de cruzarse en su camino, exigiéndoles torpemente “cambiar de vida”. Probablemente usará métodos más considerados. Es por esa razón, que rara vez sabremos de él. Como en un aula de niños, la atención siempre se centra en el más revoltoso y no en el que mejor se porta.

Sirva este preámbulo como introducción sobre temas de feminismo. Este es parte de esos grupos tipo “pandereta, vegetariano, ecologista”, a los que con sobrada razón, la gente ve con cautela y desconfianza.

El feminismo, no tiene en su definición, nada del otro mundo. Es aquel movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres. Hasta hoy, la igualdad, sigue siendo una premisa muy válida. Sin embargo, también ha sido el estandarte que encabeza una serie de tergiversaciones y protestas injustificadas. Tal vez el caso más patético, la reciente aprobación de la "Ley de penalización de violencia doméstica", que encima de inútil para resolver el problema que denuncia, parece confirmar el estereotipo de sexo débil achacado a las mujeres, porque al parecer, legalmente, ellas necesitan trato preferencial.

Los mensajes relacionados a este tema, que pudieran aparecer una que otra vez dentro de este blog, de ninguna forma pretenden ser un regaño o reclamo. Tampoco serán una condenatoria exhortación a cambiar de vida. Serán meras disertaciones, con la única justificación de abrir una puerta a la comprensión de algunas experiencias de tipo personal y en general, a las vicisitudes de muchas mujeres que no se ajustan a patrones convencionales. El objetivo es juntar ideas para proyectos artísticos futuros.

Más allá de los estigmas que carga cada género, lo idóneo sería poder, como seres humanos, decantarnos por lo que más nos agrade sin tener que cuestionar si aquello es inherente al azar del sexo que nos tocó. Sin embargo, hasta que el género deje de ser una incomodidad que condicione nuestros comportamientos y estilo de vida, la búsqueda de esa igualdad seguirá siendo necesaria y la forma de aprehenderla será la educación y la perspicacia de no tolerar con resignación todo lo socialmente aceptable. Es en este sentido, que deseo abordar en el futuro, tan escabroso tema.

Este es un mensaje patrocinado por la ASFEVEG, donaciones BCR 198634-6, BNCR 20715-1.



8.4.07

Un proyecto de Nación

El corrector de Word conspira contra mí. Resumo mi libro y de repente, complicados nombres indios (complicados para mí), ya no lo son tanto. Me encuentro con que Rammohan es Ramona y Mohandas es monadas. Este último es realmente grave porque titular un ensayo como "Monadas Gandhi" no me supondrá una buena nota.

La heterogeneidad cultural de la India es la constante permanente cuando se pretenden establecer las claves que ayuden a entender a este país. Su identidad nacional es por lo tanto, algo difícil de ordenar y categorizar.

La India es de un acento marcadamente religioso, pero cuando se intenta homogenizar la visión de sus pueblos, la manifestación de una fe no solamente es insuficiente, sino que resulta en fuente de conflicto. En territorio indio convive el hinduismo y el islamismo, y en menor escala budismo, judaísmo, cristianismo, jainismo, sikhismo y zoroastrismo. Aunque el hinduismo se profesa masivamente con respecto a los demás credos y a pesar de ser naturalmente tolerante y carente de un espíritu evangelizador, esto no ha evitado una sucesión de conflictos con el matiz religioso de fondo.

El idioma ha sido otro agente condicionante de enfrentamientos o bien, como es lógico, de dificultad comunicativa. La India posee actualmente como idioma oficial el hindi, pero igualmente lo es el inglés, siendo con el que la mayoría de la población se comunica. Existen también veintiún idiomas considerados oficiales y cientos de dialectos. Debe entenderse la lengua, como un elemento con el que se establece identificación y familiaridad y en el mar de voces, ¿cómo agruparse con quien no se comprende? Paz intuye la pluralidad de idiomas en la India, como metáfora de diferencias religiosas y políticas.

También establece una analogía de toda esta inmensa diversidad en un apartado llamado “Ayunos y festines”, donde compara la gastronomía india con su desarrollo histórico. La hora de comer para el indio, es un inmenso plato lleno de sólidos y húmedos, una invasión simultánea de decenas de especies, así como todos los guisos servidos de una sola vez. Tal y como se demuestra en la permanencia de las ideas del invasor y el visitante, la adherencia de contrastantes rasgos étnicos y religiosos al gran volumen multicultural que caracteriza a ese país, la historia india no es una sucesión de eventos o situaciones culturales ordenadas y espaciadas por una rígida cronología lineal, sino, una coexistencia de todo a lo que ha estado expuesta, capaz de absorber y no de desplazar.

Difícil es, entonces, amarrar toda esa desemejanza o más bien, abundancia, para hacerla apuntar hacia una misma dirección de ideales comunes, bajo lo que Paz define como “un proyecto de nación”.