11.4.06

A propósito de Semana Santa

"Moral tradicional y religiosidad popular en Costa Rica (1880-1920)"
de Elizabeth Poveda

Revisando esta obra de 1997, me encontré con algunos aspectos útiles para mi marco conceptual. La dialéctica generada entre religiosidad popular y tradicional católica, se estudia primordialmente desde el punto de vista de género. Se exponen cuáles son los modelos que tanto hombres como mujeres deben seguir. Sin embargo, a través de testimonios orales y escritos, la autora comienza a esbozar una situación de doble moral religiosa detonada en gran parte por las incongruencias en el comportamiento de muchos de los líderes religiosos de aquella época. Al abordarse el tema de la sexualidad y el matrimonio y en consecuencia el de la fornicación y el adulterio, aquello empieza a complicarse. Aún más cuando todos y cada uno de los comportamientos sociales tienen una estricta regulación. Paralelamente se relatan cantidad de faltas en que curas incurren sin el menor reparo, irrespetando el celibato o abusando de su autoridad eclesiástica para manipular o insultar al pueblo.

De ahí que la autora concluye que el pueblo entra en un estado de "confusión" y su doble moral proviene directamente de la reproducción de un patrón similar en los miembros más inmediatos de la jerarquía religiosa

Aunque mi tema no se orienta a discutir sobre la discriminación de género o la descarada vida sexual de los sacerdotes, sí encontré interesante el hecho de que en la religiosidad popular siempre existe un elemento de rebeldía originada en la imposibilidad de vivir bajo específicas normas, sacramentos y preceptos ético morales venidos de la Iglesia así como la dificultad de copiar los diferentes modelos impuestos. Es decir que el exceso de restricciones se traduce sobre los feligreses en resultados contraproducentes o en actitudes de entrega desordenada a los mismos vicios que la misma iglesia reprende.

Nota: A pesar que yo toda la vida odié ir a misa, históricamente los atropellos de la religión son palpables y abril es un excelente tiempo para ir a la playa, para mi regocijo algo de educación me ha hecho más tolerante en alguno que otro tema. Así pues, los exhorto a visitar las diferentes procesiones y a disfrutar del ritual y el fervor religioso verdadero que se vive en ellas. Es interesante fijarse en los sepulcros e imágenes. Algunas de estas figuras de madera y escalofriante pelo natural, como en el caso de la Catedral Metropolitana, datan de finales y principios de siglo y fueron confeccionadas por escuelas guatemaltecas de tradición imaginera o por ticos pioneros en ese campo.


1 comentario:

Juanpa dijo...

Soy Católico Apostólico Romano, obediente al Vaticano y a Su Santidad Benedicto XVI. Con todos los sacramentos requeridos. No soy practicante de la eucaristía semanal, pero sigo los rituales conmemorativos.

Gusto de averiguar sobre las demás relgiones para estar más cerca de Dios, del amor y de la armonía cósmica, e irónicamente menos cerca de una doctrina inflexible.

Ja! Me acabo de dar cuenta de mi propia doble moral religiosa!